No se por qué motivo, pero nací dotada de una gran memoria (mis amigos mas ácidos dicen que es para contener todo el rencor)y estando en terapia salió a la luz un viejo recuerdo, de cuando yo tenía 4 abriles e iba al jardín. ¿A qué venía hablar de esto con mi psicóloga? A encontrar mi temprana relación con la docencia (mi tema favorito con mi terapeuta es el trabajo, el gran karma de tooooda mi via)
Esta antigua anécdota relata un hecho, casi inconcebible para la época en la cual ocurrió (1985)y condicionó mi aversión, una cuestión de piel casi podría decirse, hacia las maestras jardineras. No se por qué razón, pero las veo y enseguida me doy cuenta de su profesión. Y me resultan detestables.
Paso a relatar: Yo iba al jardín como toda nena de 4 años. Mi maestra era una mujer grande (según mis viejos, de unos 48 años)y con unos pensamientos un tanto retrógrados.
Yo soy zurda, como mucha gente a la cual sus genes le dieron la orden de tener un hemisferio cerebral derecho mas desarrollado, por ende, hacía todo con la mano izquierda, dibujaba, agarraba cosas, etc.
A mi querida maestrita, eso no le gustaba ni un poco, con lo cual, me comía un reto y una alegre estadía en un rincón con la prohibición de jugar con mis compañeros.
Yo trataba de esmerarme, de ser hábil con la mano derecha y no lo lograba y eso me ponía nerviosa porque no podía cumplir mis tareas. Y elegí el camino "izquierdo", valga la redundancia, de, aprovechar los momentos en los que ella no me veía para agarrar los lápices con mi mano hábil y poder cumplir. Por supuesto, la vieja me agarraba en el 99% de los casos e iba a parar al rincón.
En casa no decía nada, por temor a que me retaran. Ninguno de mis compañeros era como yo, todos eran "normales", no tenían mi problema. Era desesperante.
Por supuesto, aun hoy sigo siendo zurda, pero aquel hecho, que confesé en familia cuando era adolescente, me quedó grabado en la mente.
Mis viejos se escandalizaron " ¡¡¡ cómo no nos dijiste nada en ese momento, hubiésemos ido a hablar !!!"... que se yo..tenía 4 años..no podía razonar como adulta.
Pero aquello dejó 2 huellas. Una, simpática si se quiere, que es la observación incontrolable de las manos de la gente cuando agarran algo para escribir. La otra, no tan simpática, es la aversión visceral hacia esas maestritas odiosas y tontas.
¡¡¡ No se que voy a hacer cuando tenga pibes y tenga que mandarlos al jardín !!!
1 comentario:
Que terrible. Pero yo espero y quiero creer que ya no quedan esos dinosaurios.
El regreso de Mao
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