Acá se va la segunda entrega de esta tormentosa historia.
Había quedado en que finalmente me saqué de encima semejante clavo atroz.
Yo había vuelto de Misiones presa de una alegría furiosa que él se encargó de destruir, conforme pasó el tiempo...
Y volví a lo de antes, la tristeza, la apatía, el desgano...y lo que fue el colmo de los colmos...
Una noche me dice de ir a cenar, fuimos a Margot, un barcito en el barrio de Boedo, uno de mis preferidos y mientras comíamos una rica picada me hace una pregunta
-¿¿ Qué dirías si te digo que quiero ir a terminar mi carrera al Balseiro??
-....Y...te extrañaría muchísimo...pero bueno, si es para tu crecimiento profesional está bien, después vemos como hacemos para encontrarnos, visitarnos y demás
- ¡¡Qué bueno que hayas aceptado, porque ya tengo pasajes para ir allá dentro de 2 semanas, me presenté al examen y me salió la beca!!
Claramente, mi opinión importaba una mierda, con el examen aprobado y los pasajes sacados, si yo decía que si o que no, daba igual, lo mismo se iba a ir.
Creí morir ante esta noticia...sentía que la vida se derrumbaba, que no tenía sentido nada...pero aun así saqué fuerzas de propia enfermedad, me recuperé y le puse onda, organizando viajes para encontrarnos.
Y un día de julio se fue. Y me sentí muy sola. Quedamos en chatear, pero jamás se conectaba y si lo hacía, por un tiempo mínimo y encima me humillaba.
Y si me llamaba, rara vez lo hacía, me dedicaba frases como "Te llamo porque me sobraron $2", nunca un te llamo porque te extraño y quería escuchar tu voz, aunque el llamado fuese posible porque le sobraron $2.
Y fui en agosto a visitarlo a Bariloche. Me sentí muy mal, como siempre, y como siempre, me gritó, me humilló, me hizo sentir la peor del mundo..
Y volví a Buenos Aires, muy dañada, muy triste....rogando que el tiempo pasase rápido para verlo otra vez...
Y el tiempo pasó..y me trajo a otra persona que yo no esperaba. Y esta persona me dio un poco de cariño y comencé a despertar..
S vino a Buenos Aires para septiembre, pero yo no sentí lo mismo cuando lo vi. Me encontraba con él y salíamos, pero yo lo hacía como una especie de costumbre obligatoria, pensaba mucho en el otro, demasiado. Y una tarde, elegí juntarme a estudiar con esta persona en vez de ver a S. Y S se enojó y gritó y pataleó, mas yo no presté atención. Al igual que cuando volví del viaje, una vez mas, sus insultos no me afectaban. Era como si una especie de armadura mental me protegiese de toda aquella agresión.
De todos modos, me amigué con S una vez mas, pero cuando él se fue, me di cuenta que algo en mi había cambiado.
Simplemente, no deseaba mas ser humillada ni maltratada ni comparada con terceras. Quería a mi lado a alguien que realmente me quisiera y me respetara. Y ya no quería soportar mas a S.
Y así fue como decidií romper esa relación enferma que no me había conducido a nada, salvo a llorar a mares y a desvalorizarme creyendo que eso era bueno para mi.
Pero había un pequeño inconveniente: la geografía. Es difícil vivir en Buenos Aires y cortar con alguien que vive en Bariloche, por lo tanto, decidí hacerle lo que él me hacía a mi, o sea, no llamarlo mas, no chatear con él..simplemente desaparecer. Él siempre hacía eso y yo me desesperaba al ver que pasaban los días y ninguna novedad. Y me lo hizo siempre, aun antes de irse al Balseiro.
Pasaron unas semanas y dio señales de vida (una persona que pierde a su perro se preocupa mas en hallarlo de lo que S se preocupaba en ver qué me pasaba y porque me había perdido)
Y cuando apareció, simplemente, me dediqué a no contestar sus mails ni sus chats y a cortarle el teléfono con la excusa de que lo que a mi me pasaba había que charlarlo en persona.
Enloqueció. Nunca lo había visto tan mal, tan desesperado, tan angustiado. Y me alegré. Me alegré de que, aunque sea por una vez, S pudiera sentir lo mismo que yo. La tristeza, la desesperación, la locura...
Por supuesto, en ese momento tan agitado empecé una nueva historia, sin dejar formalmente a S, por lo que, técnicamente le fui infiel. Se lo merecía. él siempre estuvo enamorado de otra, y ni siquiera tuvo las pelotas de dejarme.
Nunca lo vi tan colérico como cuando, en diciembre, vino a Buenos Aires y lo dejé con todas las letras. Primero, trató de generarme culpa, luego gritó a lo loco, y a diferencia de otras veces en que yo me callaba y bajaba la cabeza, esta vez yo también grité. Y le dije todo lo mal que me había sentido durante la relación, todo el maltrato, todo el basureo, en 2 años no haber conocido jamás su familia y que tuviese que esconderme en presencia de algún familiar suyo...Y esta vez la cabeza la agachó él.
Aunque unos días después no tardó en arremeter nuevamente con gritos e injurias, pero yo no presté atención, ya no me enganchaba.
Aun 2 años después de separados, siguió insistiendo, primero en forma "amigable" y ante mi falta de atención, optaba por las humillaciones.
Contesté uno de sus mails diciendole que si yo era tan poca cosa y tan patética como él decía, porque, después de 2 años seguía insistiendo en contactarme y que eso lo único que mostraba era que el único patético era él, corriendo detrás de una fracasada.
Un par de años mas supe de él. Supe que no triunfó en la física como esperaba, que es bastante pobretón su trabajo y que se tuvo que meter en el culo todas sus ínfulas de ganador, porque terminó en un pozo, ignorado por todo el mundo...
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